jueves, 15 de abril de 2021

La ciencia de los hábitos corporativos

¿Es posible hacer cambios importantes en los hábitos corporativos? Analizamos en base a varios estudios, cuáles son los factores que facilitan el cambio en la cultura de un equipo de trabajo.

Por: R. Yesid Barrera Santos

¡Y ahora! ¿Qué hacer? Ahí es donde parece el “yo verdadero”, el que tiene capacidad de entender la situación, de hacer una pregunta básica como: ¿Para que pasa lo que está sucediendo? Entendernos como seres humanos, es un requerimiento básico y muy probable algo que contribuye a ese ejercicio son los hábitos.

 

¿Quiénes se adaptan mejor a los cambios?

Hemos encontrado algunos hallazgos interesantes que seguimos investigando, por ello llevamos a cabo investigaciones con diferentes grupos donde comprobamos que las personas que tenían proyectos de largo alcance respondían mejor al cambio de un hábito.

Es el caso de las personas que practican una vida espiritual, cualquiera que esta fuera, sabíamos que una creencia sostenida era un insumo indispensable para el cambio de hábitos, y que ese valor de la confianza que cada ser deposita en el mismo, le da esa facilidad de creer que algo sucederá, incluso sin tener evidencia.

De alguna manera sustentado en las teorías de la mecánica y la física cuántica, los experimentos de Erwin Schrodinger sobre un gato introducido en una caja con un veneno, y descubrir si está vivo o esta muerto, con 50% de probabilidades para cada caso, dependiendo de la forma de pensar del investigador u observador, lo que nos facilita entender las conclusiones de otros experimentos como la doble rejilla o rendija, de Thomas Young.

Todo lo anterior para comprender que la forma de pensar si influye definitivamente en lo que ocurre en el mundo humano.

Hemos estado trabajando en lograr que los seres humanos reconozcan ciertas habilidades y dones incorporados en su propia existencia, poder hacer cambios y experimentar lo beneficiosos o perjudiciales que pueden ser, dependiendo de sus creencias, estilos de vida y proyecciones personales.

El siguiente salto es lograr que los individuos entiendan que pueden llevarse ejercicios conjuntos que integren varias mentes o hábitos para el servicio de todos.

 

¿Son factibles los cambios de hábitos corporativos?

A nivel organizacional sabíamos de lo exitoso que resultaba generar compromisos de cada colaborador con sus colegas y eso se lograba cuando los equipos entendían que el trabajo se facilita si se disponía de un método y que los métodos estaban hechos de hábitos que optimizaban los tiempos y permitían que los equipos funcionaran mejor.

Las personas que comprendían el poder de un método lo experimentaban y descollaban en su vida laborar, gracias a la formación de hábitos, que luego con su ejemplo trasladaban a otros colegas o áreas.

Ya habíamos comprado y vendido la idea que los seres humanos operamos la mayor parte del tiempo en piloto automático.

Nuestros órganos funcionan y se rigen así, que no estamos conscientes de la respiración o el palpitar del corazón o si el hígado cumple o no su tarea y que adicionalmente muchas de nuestras tareas diarias las desarrollamos en el mismo estado; conducir, caminar, lavar los dientes, bañarse, en fin, lo que todos hacemos, pero muchos no entendemos.

Lo anterior, gracias a una zona llamada ganglios basales, clave en instalar procedimientos a seguir y convertirlos en rutinas, que se ejecutan con una perfección de acuerdo con la repetición, ahí esta el secreto de los hábitos y también el cuidado, pues muchos de ellos pueden germinan sin nuestro beneplácito, simplemente se instalan por repetición.

Los ganglios basales participan de los movimientos facultativos realizados de forma inconsciente, comprometen el cuerpo entero en las tareas frecuentes o diarias que desarrollamos los humanos.

Ya sabemos que disponemos de dos zonas una llamada memoria de trabajo, que se ocupa del día a día, consume mucha energía por ser una actividad eminentemente consciente y nuestros ganglios basales que se concentran en lo que deseamos aprender, y que, a través de repetirlo, lo convertimos en rutinas, son el centro de nuestros hábitos, es la zona del cerebro que tiene como principio el ahorro de esfuerzo.

Algunos humanos no entienden que parte importante de la resistencia al cambio de hábitos corporativos radica en que las personas utilizan su memoria de trabajo para entender todo los nuevos procedimientos y actividades a desarrollar, lo cual demanda más energía.

Frente a la decisión de lo conocido, que son sus hábitos prefieren seguir con ellos, le demandan menos energía y son más rápidos. Esto es parte de lo que ocurrió en el fracaso de la corporación o empresas que aún no comprenden este ejercicio.

Nosotros estamos convencidos que cuando se proponen ciertos cambios en los hábitos corporativos y se logran alojarlos, a través de persuadir para su practica, el modelaje de estos por promotores y directivos o autoridades, se consiguen resultados de largo alcance.

Una de las fallas que hemos descubierto es que presidentes, corporativos o gerentes de primera línea querían que ocurriera lo que ellos no practicaban y eso generaba dudas, pero cuando la idea se compra desde la cabeza, los resultados son sorprendentes para todos, recordemos que una organización es una suma de hábitos.

Es el ejercicio que la ciencia nos ha ofrecido los últimos años, cuando el observador, en el caso empresarial, el del jefe, dueño o CEO, modifica a sus colaboradores desde su creencia, desde la confianza para empoderarlos y crear equipos donde no se admiten dudas, es incorporar la mecánica y la física cuántica en el mundo de los resultados empresariales, a través de hábitos corporativos.


¿Es posible hacer cambios importantes en los hábitos corporativos? Analizamos en base a varios estudios, cuáles son los factores que facilitan el cambio en la cultura de un equipo de trabajo.

Por: R. Yesid Barrera Santos

¡Y ahora! ¿Qué hacer? Ahí es donde parece el “yo verdadero”, el que tiene capacidad de entender la situación, de hacer una pregunta básica como: ¿Para que pasa lo que está sucediendo? Entendernos como seres humanos, es un requerimiento básico y muy probable algo que contribuye a ese ejercicio son los hábitos.

 

¿Quiénes se adaptan mejor a los cambios?

Hemos encontrado algunos hallazgos interesantes que seguimos investigando, por ello llevamos a cabo investigaciones con diferentes grupos donde comprobamos que las personas que tenían proyectos de largo alcance respondían mejor al cambio de un hábito.

Es el caso de las personas que practican una vida espiritual, cualquiera que esta fuera, sabíamos que una creencia sostenida era un insumo indispensable para el cambio de hábitos, y que ese valor de la confianza que cada ser deposita en el mismo, le da esa facilidad de creer que algo sucederá, incluso sin tener evidencia.

De alguna manera sustentado en las teorías de la mecánica y la física cuántica, los experimentos de Erwin Schrodinger sobre un gato introducido en una caja con un veneno, y descubrir si está vivo o esta muerto, con 50% de probabilidades para cada caso, dependiendo de la forma de pensar del investigador u observador, lo que nos facilita entender las conclusiones de otros experimentos como la doble rejilla o rendija, de Thomas Young.

Todo lo anterior para comprender que la forma de pensar si influye definitivamente en lo que ocurre en el mundo humano.

Hemos estado trabajando en lograr que los seres humanos reconozcan ciertas habilidades y dones incorporados en su propia existencia, poder hacer cambios y experimentar lo beneficiosos o perjudiciales que pueden ser, dependiendo de sus creencias, estilos de vida y proyecciones personales.

El siguiente salto es lograr que los individuos entiendan que pueden llevarse ejercicios conjuntos que integren varias mentes o hábitos para el servicio de todos.

 

¿Son factibles los cambios de hábitos corporativos?

A nivel organizacional sabíamos de lo exitoso que resultaba generar compromisos de cada colaborador con sus colegas y eso se lograba cuando los equipos entendían que el trabajo se facilita si se disponía de un método y que los métodos estaban hechos de hábitos que optimizaban los tiempos y permitían que los equipos funcionaran mejor.

Las personas que comprendían el poder de un método lo experimentaban y descollaban en su vida laborar, gracias a la formación de hábitos, que luego con su ejemplo trasladaban a otros colegas o áreas.

Ya habíamos comprado y vendido la idea que los seres humanos operamos la mayor parte del tiempo en piloto automático.

Nuestros órganos funcionan y se rigen así, que no estamos conscientes de la respiración o el palpitar del corazón o si el hígado cumple o no su tarea y que adicionalmente muchas de nuestras tareas diarias las desarrollamos en el mismo estado; conducir, caminar, lavar los dientes, bañarse, en fin, lo que todos hacemos, pero muchos no entendemos.

Lo anterior, gracias a una zona llamada ganglios basales, clave en instalar procedimientos a seguir y convertirlos en rutinas, que se ejecutan con una perfección de acuerdo con la repetición, ahí esta el secreto de los hábitos y también el cuidado, pues muchos de ellos pueden germinan sin nuestro beneplácito, simplemente se instalan por repetición.

Los ganglios basales participan de los movimientos facultativos realizados de forma inconsciente, comprometen el cuerpo entero en las tareas frecuentes o diarias que desarrollamos los humanos.

Ya sabemos que disponemos de dos zonas una llamada memoria de trabajo, que se ocupa del día a día, consume mucha energía por ser una actividad eminentemente consciente y nuestros ganglios basales que se concentran en lo que deseamos aprender, y que, a través de repetirlo, lo convertimos en rutinas, son el centro de nuestros hábitos, es la zona del cerebro que tiene como principio el ahorro de esfuerzo.

Algunos humanos no entienden que parte importante de la resistencia al cambio de hábitos corporativos radica en que las personas utilizan su memoria de trabajo para entender todo los nuevos procedimientos y actividades a desarrollar, lo cual demanda más energía.

Frente a la decisión de lo conocido, que son sus hábitos prefieren seguir con ellos, le demandan menos energía y son más rápidos. Esto es parte de lo que ocurrió en el fracaso de la corporación o empresas que aún no comprenden este ejercicio.

Nosotros estamos convencidos que cuando se proponen ciertos cambios en los hábitos corporativos y se logran alojarlos, a través de persuadir para su practica, el modelaje de estos por promotores y directivos o autoridades, se consiguen resultados de largo alcance.

Una de las fallas que hemos descubierto es que presidentes, corporativos o gerentes de primera línea querían que ocurriera lo que ellos no practicaban y eso generaba dudas, pero cuando la idea se compra desde la cabeza, los resultados son sorprendentes para todos, recordemos que una organización es una suma de hábitos.

Es el ejercicio que la ciencia nos ha ofrecido los últimos años, cuando el observador, en el caso empresarial, el del jefe, dueño o CEO, modifica a sus colaboradores desde su creencia, desde la confianza para empoderarlos y crear equipos donde no se admiten dudas, es incorporar la mecánica y la física cuántica en el mundo de los resultados empresariales, a través de hábitos corporativos.


En esta charla TEDx llevada a cabo en la Universidad Francisco Marroquín, R. Yesid, habla de la importancia de nuestros hábitos para cambiar los resultados que obtenemos.